plumas suesa

De plumas, gallinas y lecciones

Una de las cosas buenas que tiene vivir en el campo es que la naturaleza ocupa un espacio importante en la jornada.

Se descubre primero cómo viene el día, si va a estar nublado, limpio, desapacible, tormentoso, aunque hay que saber que en Cantabria puedes disfrutar de las cuatro estaciones en el mismo día y en el mismo metro cuadrado de tierra. Nos gusta la diversidad 😉

Eso mismo ya nos enseña a ser más flexibles, a contar que puedes amanecer con el paraguas abierto y estar dándote un baño en la playa a media mañana, mientras que por la tarde tienes que recurrir a la chaqueta.

Es bueno ser flexibles, no querer controlarlo todo, saber ceder y saber improvisar, conformarse (que no resignarse).

La naturaleza es maestra, ya os digo, aunque le falta un poco de paciencia.

En esta época, otoño, las gallinas están cambiando la pluma. Las plumas que recubrían su cuerpo hasta ahora ya son viejas y dan paso a una pluma nueva, brillante. Este proceso dura varias semanas y están realmente feas, las pobres, como peluches viejos y raídos. Hay que tener paciencia y darles tiempo para poder recobrar a tus gallinas frescas y acicaladas.

En este tiempo de muda, apenas ponen huevos. Las gallinas de verdad, las que no están modificadas genéticamente para que pongan huevos sin control, producen huevos a un ritmo normal (que no es diario), entre marzo y octubre más o menos.  Pero son muy sabias, como todas las criaturas, y en este tiempo de muda ponen todo su esfuerzo en cambiar las plumas y su puesta se reduce considerablemente, toda su energía va en mantener la temperatura corporal ahora que están quedándose sin abrigo.

Las gallinas nos enseñan a no diversificar las fuerzas, a valorar qué es realmente importante y donde poner toda nuestra atención.  Nos encanta hacer mil cosas y tener la agenda repleta de actividades mientras suspiramos por un momento de calma. La calma también se crea, también necesita hueco en la agenda, no viene de la nada.

De una manera natural, sin aspavientos, las gallinas siguen con su vida normal (picotear, escarbar, cacarear y mancharlo todo, poner algún huevo) mientras centran sus energías en vestirse de nuevo elegantemente, un traje nuevo para el invierno. Solo una cosa es importante. 

Quizás podamos aprender de ellas, ¿no? Quizás podamos reducir nuestro grado de activismo, ser menos ambiciosas, darle a cada día su problema y no acaparar más.

¿No te parece?

Cocoricóooooo…