verano suesa

En verano también se busca

Se despide el verano estos días con ráfagas de viento sur que anuncian un otoño agradable.

Ha sido un verano muy intenso. Muchas personas han venido a la hospedería, buscando.

Otras muchas han participado en las celebraciones, a cualquier hora había un buen número de personas queriendo compartir la fe, celebrar en comunidad, encontrarse con Dios, amigo de la vida. Buscando.

La búsqueda es un anhelo del ser humano que no se agota.

Encontrar no significa dejar de buscar, sino buscar aún más, con más deseo, con más intensidad.

Es bueno equilibrar esa pasión buscadora, saber dónde y cuándo buscar, para que la vida se renueve y enriquezca, que no se desestabilice innecesariamente.

Buscar sin rechazar lo que ya se ha encontrado, porque en ocasiones, lo que ya se tiene, es lo mejor, y buscar ayuda a reconocerlo, a colocarlo de nuevo en el lugar elegido.

A veces, en la penumbra de la oración del amanecer, o en la sombra de la de la noche, miro a quienes están en la iglesia, acompañando esos momentos de la comunidad. Tantas personas que buscan, que desean mayor intimidad con Dios, que anhelan un poco, solo “tocar el manto”. 

Conozco algunas de las historias de esas personas, de pocas, pero nos vincula un suspiro común, una suerte de inquietud que hace la vida plena aun sin haber llegado a la meta.

El camino es importante, tanto o más que el destino.

Las quimeras no existen, son animales mitológicos.

El deseo sí.

El empeño también.

También miro a mis hermanas, y rezo por sus inquietudes, por sus búsquedas, aquellas que son personales, y las que son fruto del corazón de la comunidad.

Y tú que lees esto, que buscas también, que enciendes y apagas luces para hallar aquello que anhelas. Por ti también rezo, también rezamos.

Bendito tu camino.