
11 Feb El origen del coworking
Estos días estamos pensativas. Se acerca la temporada de huerta. Dentro de unos días comenzaremos con los semilleros. Habrá que preparar la tierra, buscar nuevos espacios, pensar qué necesitamos, qué plantas van a ayudarnos en la tarea de erradicar plagas sin acudir a productos agresivos para la madre tierra, cómo canalizar el riego,… Hay mucho que pensar y que comenzar a hacer.
Estos días andamos pensativas, y nos encontramos leyendo, en la primera lectura de la eucaristía, el libro del Génesis, que narra nuesotros orígenes más «terrícolas».
Dios crea el universo, dice el texto, en seis días, y dedica uno a descansar y disfrutar de lo creado.
También crea al ser humano, y le hace un encargo: «cuida la tierra».
Dios nos pide que cuidemos de su obra, que colaboremos con él en la maravillosa tarea de embellecer lo que tenemos a nuestro alrededor.
Colaborar con Dios, qué privilegio. Qué confianza pone Dios en el ser humano, que nos deja toquitear su obra, modificarla incluso, a veces estropearla un poco.
Colaborar con Dios. Eso nos pide, que trabajemos en lo mismo que él, en el mismo espacio, compartiendo tareas, creando e innovando otras.
Y dicen que se ha inventado ahora el coworking, ¡anda ya!, si eso es más viejo que la orilla del mar. ¿Qué es co-working sino co-laborar? Co-laborar, co-trabajar.
Poco nada nuevo bajo el sol. Desde los orígenes viene Dios animándonos a trabajar juntas, compartiendo espacios, ideas, creando oportunidades, conectando…
Coworking es colaborar, a mí no me engañan estos términos anglosajones…
Poco hay nuevo bajo el sol. Lo que ocurrre es que hay mucho nuevo sin estrenar.
Feliz coworking, hermanas y hermanos. Cuidad la tierra, alentadla.