semillero suesa

El semillero de nuestra huerta

Hace más de un mes que comenzamos a hacer el semillero para nuestra huerta.

La verdad es que comenzar la huerta desde el principio es un compromiso y una alegría.

Planificar la temporada, elegir los cultivos, y dentro de ellos las variedades. Sembrar y etiquetar, ir regándolo, ventilar el invernadero en el que van germinando las semillas,… Todo este proceso acunado por la ilusión y la esperanza.

Y de golpe, un día, empiezan a asomar pequeños tallos verdes, de diferentes formas, a distintas velocidades.

Un no parar. Todo empieza a crecer como si no hubiera un mañana.
Pero hay que seguir regando, ventilando, revisando excesos de calor o de humedad..

Las plantas sigeun creciendo. Hay que separarlas, darles su espacio a cada una para que puedan crecer, desarrollarse y tener autonomía (mmmm… menuda metáfora de la vida humana, ¿eh?). A veces hay que cambiarlas de sitio porque se les queda pequeño, o no es el adecuado (seguimos con las metáforas).

La vida a borbotones.

Algo tan sencillo este año resulta aún más misterioso y más grande.  El semillero se está dando muy bien, las plantas de tomates crecen a una velocidad inusitada, tanta que ya hemos tenido que poner muchas de ellas en tierra porque se están haciendo demasiado grandes. Lo mismo las calabazas, los pepinos, calabacines,… Hasta los pimientos, los más tardones, están ya mostrando sus dos primeros pelos.

La vida a borbotones.

Con la que está cayendo, con tantas historias de muerte, de dolor, de incertidumbre, con todo eso, la vida sigue su curso, y parece que quiere decirnos que es más fuerte que todo, aunque no entendamos este tiempo de encierro, de oscuridad. Quizás tampoco la semilla lo entienda, y sin embargo, sin ese proceso no hay futuro.

Cuando las semillas empiezan a brotar comenzamos a preparar la tierra para poder trasplantarlas. Una tierra removida, abonada, mejor si está templada,…

Las semillas de esta situación, al menos en nuestro país, empiezan a germinar tras el tiempo de oscuridad. Nos toca preparar la tierra, no dejemos que lo que está naciendo se muera, busquémosle un espacio adecuado  según sus necesidades: más o menos sol, tierra más o menos arcillosa, más o menos riego,… No tiremos lo que está naciendo, no nos perdamos el fruto de estos meses de confinamiento. Hay vida, todo es parte de la vida, lo de antes, lo de ahora y lo que venga después de esto.

La vida a borbotones.

La vida que nace de la Pascua.

P.D. Incluso tenemos una gallina a punto de «salir de cuentas»  😉