shemá suesa

Shemá: el arte de la delicadeza interior

«Shemá». Es tu mandamiento, un ruego que te brota de las entrañas heridas de tu amor. Un ruego, un deseo, una flecha lanzada a tu pueblo. Un desafío, un guante que nos reta en duelo de corazones.

«Shemá», «escucha». Entre las miles de palabras acumuladas, a veces más amontonadas que otra cosa, en la Biblia resuena este grito que atraviesa historias, batallas, infidelidades, arrepentimientos, muchos síes y algnos noes, pactos y partos, sangre de vencedores y de vencidas, lluvias, brisas que hablan, montañas,… Esa súplica de escucha cruza las páginas y se detiene ante un río, ante un hombre vestidode piel de cordero, ante otro hombre perplejo al que el agua cubre más de medio cuerpo.

«Escuchadlo», repites delante de esas dos personas. Dos personas atentas y algún grupo despistado.

Y eso hacemos ahora, Señor, escucharlo. Su gesto nos invita a tomar lo que nos une, el yugo que nos vincula a otros, y juntos portar esa ligera carga que nos ata a la realidad, para que no creamos en dioses fatuos.

Escuchamos, Señor, de verdad que lo hacemos, y cada vez mejor. No sé, será la práctica.

Claro que nos queda aún trecho, pero tenemos los oídos abiertos a tu grito poblado de nombres y situaciones.

Shemá.

Escuchamos porque tú nos enseñas a hacerlo, y los hijos, las hijas, imitan a sus padres.

Escuchamos el transcurrir del tiempo que destila posibilidades, gota a gota, como el mejor alambique.

Todo es susceptible de mejora, claro que sí. No vamos a echar piedras sobre nuestro propio tejado. Estamos escuchando porque tu amor, instalado en nuestras vidas, nos empuja a ello.

Estamos escuchando las necesidades, la soledad y la desesperanza, el ruido y la muerte.

Estamos escuchando las risas y el verde de los campos, las gaviotas que cruzan la ría y los milanos que ofrecen perspectiva y horizonte.

Shemá.

Escuchamos, Señor, con las manos aferradas al bastón de peregrino y los labios rebosantes de confianza.

Y mientras, avanzamos, tropezamos y avanzamos, en este Adviento de la nueva escucha.

Amén.