cumplir suesa

Cumplir.

Cumplir… ¿con qué?

Hace unos días nos llegaron unas preguntas de unos estudiantes de bachillerato sobre “la misión”. Se les notaba preocupados acerca de acertar en las decisiones que iban a marcar su futuro. Percibimos su deseo de conocer y llevar a cabo los planes de Dios para ellos.

Las cuestiones de estos jóvenes me han llevado a darme cuenta de lo preocupados que estamos por acertar y cumplir con… ¿con qué? ¿Con nuestras responsabilidades? ¿Con lo que otros necesitan de nosotras? ¿O quizás con lo que las demás esperan?

Creo que muchas veces sentimos la necesidad de cumplir nuestra misión (nuestra profesión, nuestra dedicación a la familia, nuestras responsabilidades en una comunidad) por encima de todo, nos parece lo más importante. Sí, damos por supuesto que, obviamente, eso es lo primero. Pero la realidad es que querer hacer más y mejor no tiene fin y crea desasosiego. Si lo pensamos bien, mucho de lo que queremos hacer para las demás no nos hace amarlas más. Puede que nos sorprendan las respuestas si nos preguntamos sinceramente: ¿Lo estoy haciendo por ellos, o por mí?

El corazón humano crece con lo “extra”, lo que nadie nos pide ni espera de nosotras, lo que tal vez nadie notará ni nos agradecerá. El espacio del amor es el del “más allá de lo necesario”, el del “más allá de cumplir”. Cuando hacemos las cosas con amor dejamos en ellas el aroma del cuidado, que no es el mismo que el de la perfección: el primero es humilde, mientras que el otro es orgulloso. Quien hace las cosas con amor humilde sabe que no le saldrán tan bien como quisiera, pero que su atención, su dedicación, su serenidad, han quedado allí.

La persona se conoce, se expande y vive lo mejor que es en lo que le sale de dentro espontáneamente. Por eso es valiosa la tenacidad en cuidar un trocito de jardín, escuchar como la primera vez las historias de siempre de una persona mayor, escribir una carta a una amiga que se ha distanciado, levantarse temprano a dar un paseo, mirar a los ojos de alguien que pide en la calle… Sin motivos ni aciertos, porque sí.