camino suesa

Reflexión de Viernes Santo

“Aquí me tienes, Señor”. (Gn 22,1)

 

  • La Cruz, camino hacia la Vida

El coronavirus es una pandemia a nivel mundial que está asolando a toda la humanidad.

Está dejando dolor, sufrimiento y muerte.

Hay muchas personas crucificadas estos días, personas que están sufriendo  la soledad, la incomunicación, la enfermedad.

Pero esta pandemia es parte de la vida, es fruto de nuestra manera de explotar y no cuidar el planeta, no es una maldición, es una consecuencia de nuestro modo de expoliar y no cuidar nuestro planeta.

La Cruz es el tránsito de la muerte de una manera de vivir, de estar, de consumir, de expoliar, a una transformación hacia la solidaridad, la cercanía, el cuidado, la compasión.

Vivir este dolor, esta enfermedad, este miedo es punto de inflexión para comenzar una manera nueva de vivir en unos valores nuevos, los valores del Evangelio, los valores del Amor.

La Cruz es el camino hacia la realización o “completud” del ser humano a través de un camino de dolor y sufrimiento que nos posibilita ser la imagen de Dios que él soñó y  creó  desde la eternidad para  cada un@ de nosotr@s.

Las primeras etapas de nuestras vidas las transitamos con la fuerza de la juventud y con el egocentrismo de la misma.

Se vive pensando y sintiendo  que un@  es el centro del mundo, el ombligo del mismo. El egocentrismo, nos hace vivir para nosotr@s, en nosotr@s, acogiendo las premisas que la familia, sociedad y nuestro mismo deseo de ser más, poder más, tener más, nos  empuja

Es un camino de lucha, de demostración, donde no vivimos en nosotr@s  sino hacia fuera cumpliendo expectativas de l@s demás.

Hay un ejemplo muy gráfico, nada más nacer nos empiezan a poner ropa.

En un principio para cubrirnos y no tener frío, pero el niño, la niña, crece y la ropa que le pusieron al nacer ya no le vale. A los seis meses  la ropa que tiene puesta le queda pequeña y así a medida que crece. La ropa ha de cambiarse a medida que el ser humano crece

Mi vida se empieza a conformar según los patrones de una cultura, familia, sociedad, pero y yo ¿quién soy de verdad? Una réplica de ellos que sigue con la misma talla de cuando era pequeñ@ o una persona que se atreve a  desarrollar y crecer en su propia identidad?

 Aquí me tienes, Señor, contemplando tu cruz para que me ayudes a ser consciente de los patrones que repito en mi vida, sin atreverme a caminar en la novedad que me pides.

 

  • La cruz, tránsito hacia el  desaprender

Es un camino de desaprender como hizo Jesús. La cruz es la consecuencia de un modo de vivir.

Jesús fue un judío que transgredió las normas religiosas  políticas y sociales de su tiempo, se enfrentó a las autoridades, se proclamó hijo de Dios, transgredió la ley del Sábado, fue amigo de fariseos y de prostitutas.

Desaprender es atrevernos a atravesar  el canal del parto, camino estrecho que nos desaloja de nuestra seguridad, donde todo nos lo entregaban.

Desaprender desde el ser adulto es irnos quitando nosotr@s mism@s la ropa que se nos queda pequeña, es aprender a ser crític@s  y atrevernos a ir desnudando el cuerpo y el alma.

La Cruz es el camino de coherencia y  libertad. La libertad de descubrirnos en la grandeza que cada ser humano es,  Jesús rompió las normas establecidas. Y vivió en la coherencia, fue el ser humano que pensaba, sentía y decía lo mismo, y esto le costó la vida.

La grandeza de la Cruz es el camino hacia la libertad que pasa siempre por el propio dolor y sufrimiento porque conlleva soledad, vértigo, desprecio.
Es un camino para personas libres que saben que van a morir a lo establecido, a lo que está bien, a su imagen, porque saben que eso es pasajero y no llena.

La cruz es el momento en que somos conscientes que mucho de lo aprendido nos está impidiendo la grandeza de ser coherentes.

Por eso empezamos a quitarnos capas de ropas y nos quedamos en la desnudez de un despojo que al  principio da vergüenza , y después,  grandeza y libertad porque nos  permite vivir en la Verdad que somos

Y ahora volvamos sobre la Cruz, en ella hay un hombre desnudo. Y este es el camino de la Cruz, es ir desnudándonos de todas las capas con las que nos hemos ido envolviendo a lo largo de la vida para “sobrevivir” en ese camino que estaba trazado y debíamos seguir. Se ha desnudado de sus verdades, temores, poderes, bienes…

Nos tenemos que quitar las capas de la imagen, del prestigio, del ser los mejores, y vivir en la desnudez del ser donde la libertad atrapa y los ojos se llenan de luz porque vivimos en nosotr@s, en  esa coherencia que  nos  permite vivir siendo quienes  somos en Dios.

Aquí me tienes, Señor, caminando en tu cruz para que me ayudes a desaprender todo lo que me paraliza en mi camino hacía ti que eres la plenitud.

 

  •   La cruz, “completud” del ser

La crucifixión representa la yuxtaposición de los opuestos. Es el momento de la intercesión entre lo humano y lo divino.

Cristo restaura la unidad en un doble sentido.

En sentido vertical, Cristo elimina la separación del ser humano con Dios. Es el símbolo de la unidad entre lo humano y lo divino. Cristo  nos muestra el camino de la completud,  del sí mismo a través de su vida,  llevando a cabo la voluntad el Padre.

Nos enseña cómo vivir en nuestro propio corazón, en el corazón de Dios.

En sentido horizontal, Cristo, elimina la separación entre las personas,  brazos abiertos que acogen y no discriminan a nadie por razón de sexo, cultura, ideología. Es la apertura completa a quién es el mismo,  acogiendo a la humanidad sin límites.

En la Cruz se unifica lo humano y lo divino, no hay separación, es la entrega total de quién verdaderamente es.

Es  el hijo que escucha la voluntad del Padre  y a través de ese Encuentro comprende la grandeza de ser él en la autenticidad de ser en el Padre.

Esta comunión entre lo humano y divino posibilita el circulo, la circunferencia que rodea a la Cruz y es el símbolo del Amor. El círculo ya no tiene principio ni fin, es la entrega total a la voluntad del Padre.

La intercesión de la Cruz es el lugar de la comunión donde el corazón de Cristo late con toda su grandeza humana y divina.

El camino de la Cruz es el camino de la entrega, el camino del Amor, el camino de quién se atreve a caminar con los ojos puestos en Aquél que caminó libre , despojado y unificado  siendo él mismo y siendo la voluntad del Padre.

Aquí me tienes, Señor, atravesando la Cruz para vivir en corazón del amor que soy y en el corazón del Dios Trinidad que es.