semana suesa

Octava de Pascua, semana de la Confianza

La octava de Pascua es esta semana que es en realidad un día porque la liturgia se repite en muchas de sus partes, recordándonos así que lo que pasó el domingo se prolonga en este largo hoy.

Esta semana es la semana de la confianza. Lo digo por si aún no percibes en ti la enorme alegría de la fiesta de la Vida, o su serena paz, o su tranquilo sosiego, o lo que sea que cada quien experimente, ¡somos tan diferentes!

¡No todos vamos a resucitar a la vez!, menos en estos tiempos de confinamiento. No, mejor hagámoslo por etapas, primero un@s y luego otr@s, así cada cual revivirá su experiencia en la experiencia de l@s demás. Porque cuando se resucita, se cuenta, se comparte. Nada de dejarlo también confinado en algún rincón de la intimidad.

Confiemos que quienes no han resucitado aún puedan hacerlo en breve. Es cuestión de confianza, de espera confiada.

Los textos de estos días, tan bellos, nos hablan de sanaciones y conversiones, de encuentros y capacidades descubiertas que no se sabía que se tenían. Ahí está Pedro, el bruto de Pedro, ayer anunciando y hoy haciendo de intermediario entre la confianza del lisiado que se aviene a mirarlo, y la grandeza de Dios que lo sana.

Cada cual resucita «a su hora y en su momento».

Date tiempo si aún no lo has hecho. Confía.

A veces echo a volar la imaginación y pienso en el Maestro, cual hada madrina, varita en mano, tocando y acariciando corazones para hacerlos vibrar.

Otras veces lo imagino con una pala, excavando nuestra tierra para extraer… ¿extraer qué?, ¿confianza, alegría, vida, esperanza,…?

Estoy segura de que no está quieto, como no lo está la Ruha, que anda haciendo de las suyas estas semanas, provocando, haciéndonos más cretiv@s, invitándonos a pensar y a creer en una Iglesia aún mejor de lo que es.

La semana de pascua es semana de vida, para hacer más fácil el día a día de quien tenemos al lado, o al otro lado de la pantalla.

La resurrección, pese a todo lo dicho anteriormente, se teje junto con Dios. Hilo a hilo, puntada a puntada, sin excluir los pinchazos.

¡Qué maravilloso tejido podemos hacer entre tod@s si nos metemos en el sendero de la confianza!

Yo también quiero resucitar.

Hoy daré unas puntadas por ello.

¡Feliz Pascua, hermanas y hermanos!