
05 Sep Elige la vida, y vivirás
Me gustaría saber elegir, saber optar correctamente, y en ocasiones me sale bastante bien.
Discernir es un arte y también es una opción querer discernir.
El libro del Deuteronomio ya nos invitaba, claramente, a discernir, a utilizar nuestra libertad.
Mira: hoy te pongo delante la vida y el bien, la muerte y el mal. Si obedeces los mandatos del Señor, tu Dios, que yo te promulgo hoy, amando al Señor, tu Dios, siguiendo sus caminos, guardando sus preceptos, mandatos y decretos, vivirás y crecerás; el Señor tu Dios, te bendecirá en la tierra adonde vas a entrar para conquistarla. Pero si tu corazón se aparta y no obedeces, si te dejas arrastrar y te prosternas dando culto a dioses extranjeros, yo te anuncio hoy que morirás sin remedio, que después de pasar el Jordán y de entrar en la tierra para tomarla en posesión, no vivirás muchos años en ella. Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra; te pongo delante bendición y maldición. Elige la vida, y viviréis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, uniéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra que había prometido dar a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob. Dt 30, 15-20
Menuda perogrullada, ¿verdad? Elige la vida y vivirás. No hay más que aclarar. Elige el bien y vivirás bien. Elige el mal y vivirás mal.
Suena fácil, aunque no siempre es así, pero hay en esa decisión un acto de voluntad que conlleva una fuerza interior muy potente.
Resulta curioso que en una sociedad en la que nos vanagloriamos de ser muy autónomos , muy independientes (que no son sinónimos) sin embargo, dejemos en manos de otros, muchas veces, nuestra actitud ante la vida. A veces nos enroscamos en situaciones porque pretendemos que sea el otro, la otra, quien cambie, quien modifica la circunstancia, y esperamos que así esa situación dé un giro. ¿Dónde está nuestra autonomía ahí? Será mejor ponerse manos a la obra provocar yo que mi actitud cambie, bien introduciendo un elemento que mejore esa situación, bien modificando mi mirada sobre ella.
Elijo la vida.
Continuamente nos invita Dios a discernir y elegir. Y si elegimos mal, Dios no nos castiga, no seamos infantiles. Si elegimos equivocadamente, es la vida la que se nos vuelve del revés, pero Dios estará ahí, ofreciéndonos un sentido a ese revés.
Discernir para elegir nos ayuda a caminar, a no estancarnos, a madurar.
Discernir es de valientes, de gente que se mete el temor en el bolsillo y, con él, da un nuevo paso, uno que le conduce a la vida.
Cada momento tiene sus elecciones, y una misma elección puede llegar a personas diferentes en distintos momentos.
No importa, elige la vida, y vivirás.
La elección es continua, a veces imperceptible, una opción entretejida con la rutina del día. A veces es necesario cambiar el hilo y entonces la decisión es más potente, pero enseguida continua el hilo, creando un tejido nuevo.
Elige la vida, y vivirás.
Escucha 😉