Santa Teresa de Jesús

“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.” (Mt 11,28)

Hoy celebramos la fiesta de Santa Teresa de Jesús, una monja y mística del siglo XVI, y desde hace algunos años doctora de la Iglesia. Parece como si uno de sus poemas más conocidos glosaran las palabras de Jesús del evangelio de hoy:

Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda,

La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.

Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
Nada te turbe.

A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
Nada te espante.

¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
Todo se pasa.

Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.

Ámala cual merece
Bondad inmensa;
pero no hay amor fino
Sin la paciencia.

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
Todo lo alcanza.

Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
Quien a Dios tiene.

Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios su tesoro,
Nada le falta.

Id, pues, bienes del mundo;
id, dichas vanas,
aunque todo lo pierda,
Sólo Dios basta.

La expresión sencilla y profunda de la experiencia de Teresa de Ávila nos confirma que la sabiduría de Dios no es la de las personas expertas en la teoría, los “sabios y entendidos” de los que habla Jesús. Al contrario, es la de quien acoge a Dios tal y como se le revela, sin exigencias ni pretensiones, abierta y entregada, confiada en que, detrás de cada gesto de ofrenda, encontramos a Cristo.

Oración:

Jesús, tú nos ofreces el descanso, tú nos prometes que nada nos falta si confiamos en ti. Quítanos el miedo a saltar a tus brazos.