
07 Oct Santa María del Buen Remedio
Hoy la Orden de la Santísima Trinidad celebramos la fiesta del Buen Remedio, que es otra manera de llamar a María de Nazaret. Esta advocación es muy antigua en la Orden, y tiene que ver con nuestro carisma. En latín, redimere y remediare tenían un significado similar: redimir y remediar eran conceptos muy cercanos que nos hablan de liberación. Así se explica que en un momento de la historia la Orden advocara a María bajo tres títulos: «del Remedio», «del Rescate» y «de la Redención».
La representación más antigua hoy conservada es una imagen románica que perteneció a la primera casa de los trinitarios en Marsella. En ella encontramos a la María sentada, con el Niño sobre el brazo izquierdo y con una bolsa de dinero en el derecho, ya que según la tradición la Madre de Dios sustentaba a la orden consiguiendo el dinero necesario para hacer los rescates a los cautivos. La imagen que preside nuestro coro monástico es una talla inspirada en esta antigua imagen de Marsella.
Hoy seguimos reconociendo a María como un Buen Remedio para los males y dolencias de nuestra humanidad. Nos fijamos en ella y queremos aprender de su vida y de su canto. A lo largo del calendario litúrgico celebramos muchas fiestas muy importantes y hasta sofisticadas de María: la Inmaculada Concepción, la Asunción…
Pero digan lo que digan los grandes dogmas marianos, lo que encontramos en ella es una prima que corre por los caminos, una amiga que descubre que nos falta el vino o una mujer que permanece junto a su hijo moribundo. Así es María, un Buen Remedio a muchos males cotidianos. Un alivio para muchos corazones preocupados, un bálsamo que sana heridas grandes y pequeñas.
Que en este día de su fiesta María nos enseñe a ser como ella, parte la solución, un Buen Remedio allí donde nos encontremos. Y nos acordamos especialmente de nuestros hermanos y hermanas perseguidas por su fe en Jesús, quienes han estado siempre en el corazón de la Orden de la Santísima Trinidad.