clueca suesa

Dios se ha puesto clueca, de verdad.

Estamos en plena temporada.

En primavera, para quienes tenemos el privilegio de vivir en contacto estrecho con la naturaleza, sabemos que, todo estalla en colores, olores, texturas…

Mires donde mires, te encuentras con el esfuerzo de la creación por dar a luz vida con una medida buena, apretada rebosante. Vamos, una medida que no tiene medida.

Tenemos a tres gallinas incubando. Cada una guarda celosamente bajo sí un número de huevos proporcionado a su tamaño que, dentro de unos 15 días aproximadamente, serán rotos por los polluelos. Serán como los de la foto, así de animados y llenos de vida.

Cuando las gallinas están cluecas, su temperatura corporal aumenta para así poder generar más calor e incubar los huevos.

Ni te acerques, te vas a llevar un buen picotazo… por experiencia.

La vida en estado pujante.

Dios se pone clueca cada primavera. Sí, como suena.

En el Nuevo Testamento, Jesús se compara a una gallina que arropa a los polluelos bajo sus alas.

Yo me imagino a Dios Trinidad como una gallina clueca, es decir, en proceso de ayudar a la vida a brotar.  

Y creo que cada vez Dios está generando más vida, aunque nos cueste verlo, aunque sea de manera más humilde, menos llamativa.

Alrededor de la comunidad nos encontramos con personas que están «incubando» procesos nuevos.

Hay parejas que van a dar un paso más en su relación. Una joven que se plantea cambiar de empleo para cambiar también su estilo de vida.

Otro se estrena este año con un pequeño huerto ecológico, cuidando celosamente, semillas, flor y fruto.

Hay comunidades (buen ejemplo de Trinidad) que están creciendo. Creciendo unas en número, o en opciones, en compromisos…

Todo eso se está gestando al calor de Dios, como nuestras tres gallinas cluecas están ayudando a que se gesten los futuros pollitos.

Hay gallinas que se cansan a los pocos días de incubar, y dejan los huevos sin acabar el proceso.

No, Dios no, Dios no se cansa, sigue irradiando calor, haciendo girar los huevos/proyectos para que el embrión se desarrolle bien.

Será luego el pollito quien tenga que romper el cascarón para poder salir. El trabajo depende de las dos partes, gallina y pollito, Dios Trinidad y tú.

Dios se ha puesto clueca, de verdad. Dedicad un momento a ver los brotes de vida que hay a vuestro alrededor. Escuchad las ilusiones y los proyectos de la gente, la de cerca y otra. Veréis cómo hay vida pujante por doquier.

 

Por cierto, en otro texto Dios se compara a una osa, así que no os extrañe nada.

Afortunadamente Dios nos supera en amplitud de miras…