
17 Feb Sí que puedes, claro que sí.
El tiempo de cuaresma nos sirve para descubrir posibilidades, para avanzar, para atrevernos, para mirarnos en el espejo y descubrirnos.
Y también sirve para descubrir las posibilidades del otro/a, para avanzar con otros/as, para atreverte con otros/as, para mirarte en el espejo de otro/a y dejar que se miren en el tuyo, para descubrir al otro, a la otra. No es tiempo la cuaresma para ir en la individualidad, estamos hechas, hechos, para la comunión, para la relación.
Sí que puedes.
En cuaresma puedes abrirte a aquello que desconocías, o que habías ocultado.
Ábrete al amor de Dios, al certero amor de Dios. Para eso es necesaria tu honestidad, conocerte, dejar que te conozcan, mostrar tu vulnerabilidad. La semilla se deposita dentro de a tierra pero antes ha sido necesario herir esa tierra, hacerla vulnerable, para poder acoger una nueva vida, una oportunidad.
Sin miedo a la verdad que te habita, porque esta es hermosa, eres creación de Dios.
Lo dice el Señor, que está enamorado de ti, que danza por ti, como se danza en cualquier día de fiesta (Sofonías 3, 17)
Oremos junt@s para que a conversión sea también tiempo de diversión (que no significa otra cosa que «girar en dirección opuesta»).
Te invitamos a escuchar esta canción de El Kanka. No te quedes en ti, ¿eh?, será más rica la letra si la compartes con alguien que piense que no puede, que no hay más.
Suéltate, inténtalo
Sírvete, agárralo
Mírate, creételo
Ciérralo, déjalo ir
Di que sí o di que no
Tómalo, confía en ti
Porque sí que puedes
Sí que puedes, que nadie te diga que no
Porque sí que puedes
Cázalo, duro con él
Pruébate y pruébalo
Cámbialo, atrévete
Porque sí que puedes
Sí que puedes, que nadie te diga que no…