
10 Nov Las novelas «feel good»…
¿Sabes lo que es una novela «feel good»? Es un género bastante nuevo en el que la condición indispensable para que una novela entre en ese grupo es que haya un final feliz. A lo largo de la trama los personajes pueden sufrir, tener miedo, arruinarse, algunos pueden incluso morir pero, el final, siempre deja al lector, lectora, un saborcillo agradable, incluso una sonrisa un poco bobalicona. Seguro que habéis llegado a la misma conclusión que yo, ¡el evangelio es también un texto «feel good»!
A ver, analicemos: en el evangelio hay momentos complicados, incluso desagradables (enfermedades, celos, envidias, luchas de poder, traiciones, fallecimientos, dramas familiares, pobreza, hipocresía,…) pero también hay momentos muy gustosos (nacimientos, bodas, fiestas entre amigos, curaciones, viajes, paseos por la naturaleza, días de descanso, el ocio de la pesca o el bricolaje, miradas tiernas, perdones,…).
¿Y el final? Pues, oye, el final es 100% «feel good» ya que el protagonista de la historia (lo siento, voy a hacer spoiler) termina venciendo a los malos (doña Guadaña incluida), perdonando a todos/as y prometiendo que siempre va a estar cerca del corazón humano. ¿Es o no es una historia «feel good»? Y dicen los entendidos que es un género de reciente aparición. Bah, ¡paparruchas!, que diría Mr. Scrooge.
Decimos muchas veces que Dios nos regala cada día una hoja en blanco para poder ir escribiendo nuestra jornada. Nos regala una hoja y un montón de lápices de colores para decidir cómo rellenar el papel.
Tenemos múltiples posibilidades, la mayor parte de las veces podemos elegir los colores, darles el toque personal. No todo lo que sucede es malo, por muy negativo que lo veamos, quizás podamos ver las cosas de otra manera, o al menos no de una forma tan oscura. Para eso hemos de esforzarnos en usar colores cálidos, alegres, que den brillo y esperanza a lo que vivimos. Sobre todo en estos tiempos tan complicados. Quienes somos lectoras, e incluso personajes vivos del evangelio (la Buena Noticia no se acaba con el libro) tenemos la misión de intentar generar finales «feel good» a nuestro alrededor. ¿De qué sirve si no nuestra fe? ¿Solo para sentirnos bien? Bah, paparruchas. Como dice una amiga, muchas de nuestras crisis son «crisis de abundancia», es decir, que podemos ser más positivas, más esperanzadoras.
Pero, oye, no confundamos, ser personas positivas no tiene nada que ver con tragarnos el camello, ¿eh?, sino con «cambiar el mundo, amigo Sancho, que no es locura sino justicia».