
23 Sep Y mi tierra tendrá marido
“ Y mi tierra tendrá marido” Is 62
Muchas veces aprendemos las cosas porque nos las cuentan, y repetimos sin más los que otros creen o piensan, pero finalmente llega un día, después de un proceso lento y fundamentado de estudio y contemplación, en el que dejas de oir lo que te cuentan, para escuchar la voz interior que habita en ti.
Llegan las palabras, las frases, con una claridad especial y descubres el sentido profundo, no solo la literalidad de algo que no encajaba en tu manera de vivir ni entender a Dios.
“Y mi tierra tendrá marido”. Mi tierra, mi ser, ha vivido mucho tiempo apelmazado, duro, constreñido en sí mismo.
En mi tierra no podía entrar ni el sol, ni el aire, solo su caricia cálida que iba conformando mi epidermis.
Mi tierra no podía estar habitada porque estaba cerrada.
Sin embargo, un buen día, con temblor y temor, una fuerza interior que brotó de lo más profundo de mi ser me animó a abrirme y poco a poco me dejé hacer por la lluvia, el aire, el sol…y la seguridad rígida del temor dio paso a la esperanza y a la confianza del Amor.
Fue cayendo la evidencia de la rigidez, de lo que se debe hacer, de la imagen prefabricada.
Dejé la seguridad de lo entendido para volar en la incomprensión de lo intuido, de lo que siento es la revelación del Espiritu en mí.
Hoy mi tierra tiene vida propia, porque está abierta a la grandeza de la semilla que Dios colocó en ella, una semilla única que intenta vivir su vida en la libertad de crecer siendo la que Es.
No hay fórmulas preestablecidas, ni literalidad muerta, sino posibilidad de ser profundidad habitada, donde la semilla rompe su coraza y emerge lo genuino, lo auténtico, la transparencia de lo que es, en el fruto que nació.
Y mi tierra tiene marido, mi tierra es posibilidad de ser esencia, porque está abierta a la grandeza que es.