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¿Qué es normal? ¿Puedes decírmelo?

Una joven entra en la consulta de un psiquiatra. No le pasa nada especial, nada extravagante, solo siente que necesita un empujón, quizás aclarar cosas, recolocar algunas y suavizar otras.

Tras un tiempo de exposición sobre lo que cree que está buscando, concluye diciendo:

-Si es que… yo solo quiero ser normal.

El psiquiatra inclina ligeramente la cabeza y mira a la joven por encima de las gafas. Tras una breve pausa, sin apenas modulación en su voz, le pregunta:

-Dime, ¿ y qué es normal?

— —- — — — — —

Pues eso, ¿qué es normal?

Estamos escuchando hablar de la «nueva normalidad» varias veces al día. Pero no es tan fácil, no sé si existe una normalidad común porque lo que para unos es cotidiano, para otros supone un extra en sus vidas.

Puedo poner un ejemplo sencillo y gráfico. Lo «normal» es tener un móvil, incluso dos si quieres que no te molesten por motivos de trabajo cuando llega el fin de semana. Lo «normal» es tener whatsapp, ¿no? Bueno, a mí no me lo parece, en nuestra comunidad, hoy por hoy,  no tenemos un teléfono móvil cada hermana y, de momento, somos reacias a tener whatsapp.  Para mí lo normal es no tener nada de eso, pero quizás para ti, carecer de ello, sería anormal.

No vamos a confundir «normal» con «habitual».

Es una pena que caigamos tan fácilmente en las generalizaciones. No solo en esto sino en cosas más puntuales. La vida está llena de excepciones que hemos de contemplar y acoger, unas veces para bien y otras para mal. Para eso está el discernimiento y el sentido común. Lo que en un momento sirvió ahora ya no es útil, y viceversa.

El mundo es muy grande, y se supone que, como seres inteligentes que somos, deberíamos caminar mirando hacia adelante no hacia el ombligo, o los pies; avanzar mirando la amplitud del planeta, la diversidad de realidades. Ya sé que no podemos abarcar todo, somos inteligentes, no omniscientes, pero sí que podemos darnos cuenta de que nuestra supuesta normalidad no tiene por qué ser ni tan común ni tan buena.

La nueva normalidad debería traernos un plus de fraternidad, de solidaridad y de sencillez. Porque lo otro, el egoísmo, las complicaciones, el consumismo y el carpe diem abusivo, ya lo teníamos antes. Lo normal sería preocuparnos un poco más l@s un@s de l@s otr@s.

Siempre estamos queriendo hacer cosas extraordinarias, experimentar nuevas sensaciones, probar retos,… Pues hala, atrevámonos a vivir el reto de la normalidad, a ver si conseguimos ser tan normales que, siendo tan diferentes tod@s, podamos convivir como parte de una misma historia de Amor.

Atrevámonos a decidir, que no nos organicen la vida.

 

Imagen de Daga_Roszkowska en pixabay