teólogas suesa

Mujeres y teólogas. Empeño y capacidad.

Hace un par de semanas tuvimos la oportunidad de participar en las Jornadas convocadas por la Asociación de Teólogas españolas (ATE).

Las jornadas giraban en torno al tema: «Trinidad, deseo, subversión».  Desde la junta directiva tuvieron la feliz idea de invitarnos a participar con na pequeña intervención más experiencial que teórica.

El encuentro fue my interesante, plagado de energía, de deseos de cambio en esta Iglesia amada que reconocemos aún muy clerical y patriarcal.

Quienes estábamos allí en seguida nos reconocíamos como personas empeñadas en recuperar algo que la historia (y quienes la han firmado) nos ha robado.

El encuentro transcurrió con un espíritu amable, con ganas de enseñar unas, aprender otras, y compartir todas.

Estaba claro que Dios Trinidad nos invita a vivir desde el deseo, y que este, para avanzar, necesita ser subversivo en muchas ocasiones.

No es mala la subversión. Jesús fue un gran subversivo. La Iglesia, en sus orígenes, fue subversiva, aún lo es en algunos contextos. La vida monástica también lo era…, tendría que serlo más.

Coincidían las jornadas con el final del Sínodo de la Amazonía. Este sínodo ha sonado a esperanza, a «deseo y subversión». Su celebración es el «principio de una hermosa amistad», pero a las mujeres se nos ha herido profundamente al no permitir a las hermanas asistentes al sínodo votar como al resto de los hermanos. En términos futbolísticos, es un gol en la propia portería, porque esta negación lo que hace es deshumanizar un poco a la amada Iglesia, la misma que quiere ser espacio de acogida, de inclusión y de abanderada de la buena noticia de Jesús, la Buena Noticia que incluye a tod@s.

Volviendo a las jornadas, a ese grupo de teólogas empeñadas en leer desde con otra mirada, empeñadas en enriquecer a la Iglesia con sus estudios, sus visiones y su palabra.

Y esto me hace recordar (hará unos 15 años) a un grupo de jóvenes varones que se preparaban para ingresar en un seminario, y que se quedaron boquiabiertos cuando les dijimos que también había teólogas. Sí, «haberlas haylas», y no son brujas que pretendan envenenar nada. No, conocemos a un buen puñado de ellas, que, como semillas, se dejan sembrar de la Palabra de Dios, para dar como fruto una nueva Iglesia, más inclusiva, más real, más trinitaria.

Mujer que toma 3 medidas de harina, la amasa y con ella saca pan, alimento.

Gracias a todas las mujeres que, teólogas o no, vais empujando para dar a luz algo distinto.