
23 Oct Con «R» de Redentor
En nuestra retina permanece la imagen de una mujer que parece joven. Atada a un poste en mitad de una calle. La foto está tomada en Siria. El delito de esta mujer es ser cristiana. El castigo: permanecer atada y ser golpeada por cualquiera que pase por la calle hasta que decida convertirse al Islam.
Es solo un ejemplo más. Una historia más que se suma a la larga lista de sufrimientos y atrocidades por las que pasan muchos cristianos en distintos países: los cristianos perseguidos.
Y es impresionante ver cómo en medio de esa situación la fe de estas personas en lugar de debilitarse crece y lo único que pide es que oremos por ellas. Orar, nos piden que oremos. Creen en la fuerza de la oración y esa fuerza les sostiene.
Santísimo Redentor
Hoy la Familia Trinitaria celebramos la fiesta del Santísimo Redentor. Una fiesta que nos conecta con los orígenes de nuestra Orden y con nuestro carisma. Juan de Mata, el fundador, vivió hace 800 años una realidad que se parece mucho a la nuestra.
También la suya fue una época de atroces persecuciones. Era el tiempo de las Cruzadas. Muchos cristianos, y también musulmanes, eran hechos prisioneros y vivían una continua tortura esperando ser liberados.
800 años después nuestro carisma liberador vuelve a ser urgente, necesario. Abramos nuestros corazones y dejemos que los toque el Amor de Dios Trinidad. Pongámonos “a tiro” con generosidad y dejemos que Dios trace en ellos su plan, su sueño. Y en esta apertura oremos por quienes están siendo perseguidos.
Por tantas mujeres, jóvenes, varones, niñas y niños, por aquellas personas de las que conocemos su historia, sus rostros, tal vez sus nombres y por aquellas de las que no sabemos anda y nunca conoceremos, pero a las que Dios cuida y les hace llegar el calor de nuestras súplicas.
Que el día de hoy no pase sin que le dediquemos un poco o un mucho a la oración por nuestras hermanas y hermanos perseguidos. Hagamos fuerza en la oración, confiemos en la mano bondadosa del Padre, en la entrega liberadora de Jesús y en la fuerza creativa de la Santa Ruah.
(Testimonio de los cristianos en Siria)