
10 Jul Bendito sea Dios (carta de una huésped)
DE LA PRIMERA CARTA DE LA APÓSTOLA PILAR A LA COMUNIDAD DE SUESA
Queridas hermanas:
Gracias doy a Dios por salir a mi encuentro y hacer camino conmigo; por su amor, por sus abrazos, por quererme coja y con camilla.
Bendito sea Dios que me ha concedido años de vida, y vida en abundancia, y me ha regalado compañeras de camino y maestras de vida que me han enseñado a amar mi vasija de barro y mis manos vacías. Algunas de ellas ya no están, pero las siento conmigo en lo que, desde mi corta teología, digo yo que debe de ser la COMUNIÓN DE LAS SANTAS.
Bendito sea Dios por estos días y por vosotras, hermanas, que lo buscáis y que lo hambreáis cada día.
Gracias doy a Dios por haberme traído (¿o debo decir atraído?) hasta este ricón, por todas y cada una de vosotras, por la sorpresa de vuestra diversidad, hijas de Dios Padre, amantes y seguidoras de Jesús y…..?? ¡horror!, al Espíritu siempre le toca la peor parte…
El Espíritu, como siempre, a su aire; tan pronto Dios deja sin palabras como nos hace hablar en lenguas!
Doy gracias a Dios porque me he sentido acogida por vosotras pero, sobre todo, arropada y acompañada… ¡Ay! de nuevo será la COMUNIÓN DE LAS SANTAS!
Bendito sea Dios que me ha permitido vivir en Él y respirarle estos días, regalándome la fuerza y el descanso en Él y, sobre todo, su misericordia, expulsando la miseria de mi corazón, ¡como los demonios de la piara!
Toca ahora, hermanas, salir a la intemperie y echarme de nuevo al camino.
Puede que no dance con el salero y la locura del rey David, pero intentarñe servir al Señor, libre, con santidad y justicia,… todos los días de mi vida.
Hasta pronto. Paz a vosotras.
Pilar.
Gracias a ti, Pilar, por tu silencio compartido desde el alba hasta el ocaso.