niños palabra suesa

Inventa una palabra y cuéntala

Sí, inventar una palabra. Mira, hace unos días hablaba con una mujer que ronda los 60 años. No la conozco mucho, más bien nada, pero siempre me ha transmitido alegría y afabilidad.

Me contaba que ha empezado a dar catequesis a niños de primera comunión y que está encantada. Es perfectamente consciente de los efímero de su trabajo, ya que muchos de esos niños no volverán a aparecer por la parroquia pero ella está disfrutando como… como una niña.

Me contaba lo duro que es el mundo adulto, y lo hermoso que está siendo par ella volver a sacar a su niña, decir tonterías, inventar palabras, esforzar y forzar la imaginación para contarles historias y hablarles de Jesús, reírse, tocarse, abrazar…

Volver a estar con niños le permite manifestar más la ternura sin pudores ni complejos.

Me impactó eso de la «dureza del mundo adulto», y llevo días dándole vueltas. A medida que nos hacemos mayores (más mayores) nos volvemos correosos, suspicaces, y perdemos la frescura y la capacidad de ser y hacer novedad. Entiéndanme, que una cosa es caminar por la vida con «alma, corazón y vida», de niño y otra es ser unos cursis e inmaduros de tomo y lomo. Pero… sí, creo que es muy sano tratar con niños, dejarnos sorprender, no hace falta ser unos enamorados de los pequeñajos, quizás una dosis de vez en cuando, para no perder la originalidad…

Hacernos niños, hacernos niñas, inventar historias, crear palabras, soñar tonterías y contarlas, claro, que los niños las cuentan, con pelos y señales, porque son parte importante de su verdad, de su misterio, de su tiempo en la existencia.

¿Te animas?… inventa una palabra, que sea sugerente, divertida, ridícula simpática,… y pon cara de sorpresa si resulta que la gente no sabe qué es 😉

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