Querida CRT (1)

Querida CRT,

¿Cómo te encuentras? ¿Cómo estás viviendo estos días? ¿Intensos? Sí, es verdad, son días de una hondura tremenda. El  sábado santo es un día de silencio. No hay celebraciones, nada de BBC (bodas-bautizos-comuniones) ni ningún otro sacramento. Las iglesias están vacías, sin imágenes, vacías. Pero es un silencio gozoso, lleno del Misterio que se nos queda en la retina al recordad a Jesús con los brazos abiertos en la cruz y el resonar de sus palabras:

“resucitaré”

El silencio puede ser bastante puñetero…, a mucha gente le pone nerviosa, tiene como que rellenar el silencio con música, ruido, o algún tipo de sonido. Sin embargo es en el espacio de silencio donde se desarrolla, se gesta la vida, en la silenciosa intimidad de un útero. Por eso te invito este día a silenciarte, a respirar hondo, abrir los ojos, caminar despacio, de forma sagrada, porque este día lo vamos a dedicar a prepararnos para la Vigilia Pascual.

¿Qué es la Vigilia Pascual?

No sé cómo resumirlo de forma sencilla y acertada… ¿el origen de cualquier fiesta cristina? ¿la gran celebración? Lo de la Navidad, y las fiestas patronales del verano no tendrían sentido sin la celebración de la Vigilia Pascual. En realidad es como comenzar de nuevo, aquello que decía Jesús a Nicodemo: NACER DE NUEVO. ¿Es posible? ¡Claro que sí! Y esta noche lo vamos a hacer. Aunque para ello tendrás que dejarte, porque en realidad nacer implica dejar que te reciban unas manos que te esperan, dejar que te limpien, que te alimenten, respirar hondo, en una palabra: CONFIANZA.

La celebración de esta noche es una celebración cósmica, de hecho sabrás que está relacionada con la primera luna llena de primavera.  Cósmica quiere decir que recoge todo lo que existe, lo recoge y lo envuelve en el Amor de Dios. Es reconocer que todo lo que existe tiene un sentido en Dios, todo está sostenido por su Amor. Hablar de todo lo que existe es abarcar los cuatro elementos esenciales: fuego, aire, agua y tierra.  A lo mejor te suena un poco medieval, ahora, en la era científica, no hablamos en estos términos habitualmente, pero eso no anula su sabiduría. Santa Hildegarda de Bingen, una monja brillante y audaz que vivió en el Medioevo afirma en uno de sus libros:

Dios hizo los elementos del mundo, y estos elementos están en el hombre y el hombre está trabajado por ellos, y son el fuego, el aire, la tierra y el agua. Estos cuatro elementos están intrincados y unidos entre sí, de suerte que ninguno puede separarse del otro y así se contienen al mismo tiempo en lo que se llama firmamento.

La celebración de esta noche recorre estos cuatro elementos. Lo que te propongo es descubrirlos en tu vida, en la Historia, en tu existencia y nacer de nuevo, como una nueva criatura. Por eso he encabezado esta carta con estas siglas: CRT, de criatura, y de Cristo, de criatura en Cristo. Todo comienza. Es como «resetearse», eso sí, con una copia de seguridad, la imagen que Dios ha puesto en nuestro corazón, la semejanza a la que estamos invitadas. Ahora se utiliza mucho la palabra “reinventarse”, pues bien, en este caso no somos nosotros quienes nos reinventamos, como un acto envuelto de ego, sino que es Dios en persona el que nos recrea.

Recibirás cada hora una carta, hasta cuatro cartas, así que estate atenta al buzón. Nos vemos pronto.

¡Feliz nacimiento!