Fiesta del Buen Remedio. ¡Felicidades!

¡Estamos de FIESTA!

Hoy la Orden de la Santísima Trinidad celebramos la fiesta del Buen Remedio. Que es otra manera de llamar a María, la mujer bendita de Nazaret.

Es así, María es un “buen remedio” a muchos de nuestros males. Y el pueblo cristiano lo supo, lo experimentó desde muy pronto.

María ha sido y es (¡y espero que siga siendo!) patrimonio del pueblo. La iglesia como institución, o más bien al institucionalizarse y jerarquizarse “robó” muchas cosas a los “simples fieles”, también lo intentó con María. Pero María, mujer de pueblo, se quedó con los suyos.

A lo largo del calendario litúrgico celebramos muchas fiestas muy importantes y hasta sofisticadas de María: la Inmaculada Concepción, la Asunción… Fiestas y solemnidades que nos acentúan aquellos privilegios que separan a María de todas las mujeres y de todo el pueblo.

Pero digan lo que digan los grandes dogmas marianos, lo que encontramos en ella es una madre que se preocupa por sus hijas e hijos. Una prima que corre por los caminos (Lc1, 39). Una amiga que descubre que nos falta el vino (Jn 2, 1-11). O una mujer que permanece junto a su hijo moribundo (Jn 19, 25-27).

Así es María, un Buen Remedio a muchos males cotidianos. Un alivio para muchos corazones preocupados, un bálsamo que sana heridas grandes y pequeñas.

Felicidades a todas aquellas personas que tenéis en María una madre cercana, un Buen Remedio. Y felicidades también, cómo no, a toda la Familia Trinitaria, que en este día de su fiesta María nos enseñe a ser como ella, parte la solución, un Buen Remedio allí donde nos encontremos, que quienes colaboran con nosotras o sencillamente nos encuentran en su camino puedan sentir el alivio y el descanso de una mano amiga, tierna.

Oración

María, Buen Remedio

no faltes nunca en medio de tu pueblo

Permanece peregrina,

compañera, amiga, vecina.

Simplemente, María.