
31 Mar Crónica de la Pascua 2016
Han sido días llenos de bendición, de Vida, de encuentro, música y sonrisas. Ya desde el miércoles comenzamos a acoger a los «pascueros internos«, el grupo de jóvenes que venía a compartir con la comunidad el Triduo Pascual. Atrás quedaban días de preparativos, ensayos de cantos…
A finales de febrero estrenábamos la nueva Sala del Silencio, aunque ha sido en esta Pascua lo que podríamos llamar su presentación oficial. Allí nos reunimos el Jueves Santo después de la acogida a todo el grupo para reflexionar juntos y comenzar a descalzarnos ante el Misterio que íbamos a contemplar. Hubo largo tiempo para entrar en el silencio y la profundidad de lo que nos disponíamos a celebrar por la tarde-noche. La iglesia estaba llena de gente de todas las edades, muchos niños, mucha vida y mucha solidaridad. Este año realizamos un gesto habitual en otras comunidades cristianas. En el momento del ofertorio cada cual llevaba ante el altar su ofrenda: ropa, comida, productos de limpieza.. aquello que queríamos compartir con las personas que lo necesitan. Fue una procesión que impresionaba contemplar, ambientada por la música de Ain Karem, prácticamente todas las personas que estábamos en la iglesia nos levantamos para hacer nuestra ofrenda. Al finalizar la celebración de la Cena del Señor, preparamos un lugar para adorar el Pan Consagrado, la Presencia de Jesús en el Pan partido y entregado.
La sobriedad del Viernes Santo nos sumergió en el desafío de nuestra fe mediocre, continuamente contrastada por la valentía de tantos cristianos que dan la vida por el nombre de Jesús. Y el sábado recibimos siete cartas que nos acompañaban en el camino de la Palabra, como a los de Emaús, desde el Génesis hasta el profeta Ezequiel.
Aunque llovía y tuvimos que encender el fuego bajo un tejaduco, la celebración de la Vigilia Pascual no perdió ni un ápice de su fuerza y su impulso. Los cuatro tiempos que la guían nos iban abriendo más y más el corazón a la alegría y el gozo de la Pascua. Fue una auténtica fiesta, una celebración pascual, exultante y hermosa.
Aquí os dejamos una breve crónica en imagen y vídeo a través de la cual se intuye lo vivido.
Desde este lugar queremos recordar a las víctimas del atentado de Lahore, en Pakistán. Decenas de cristianos muertos el día de Pascua, mientras celebraban, como nosotras, la Resurrección. Pero la muerte nunca vencerá a la Vida. Nos fijamos en los signos de esperanza que suponen sus vecinos musulmanes llorando junto a los familiares cristianos tras esta terrible tragedia. «Os he dicho esto para que gracias a mí tengáis paz. En el mundo pasaréis aflicción; pero tened valor: yo he vencido al mundo.» (Jn. 16, 33)