
31 Ene Una semana en Suesa
«Una semana en Suesa», así titula uno de nuestros huéspedes su testimonio de agradecimiento y encuentro en la hospedería.
Ha sido un privilegio poder compartir la oración y la Eucaristía cada día con la comunidad y sentirnos fortalecidos y enriquecidos con su testimonio de Consagradas. Mujeres con mayúscula, seguidoras apasionadas de Jesús de Nazaret, creativas en sus formas y abiertas en sus entrañas a las heridas de nuestro mundo.
Para nosotros, como Hermanos de La Salle, ha sido una ocasión de oro para cerrar el año de la Vida Consagrada. Comunicando carismas y avivando lo más esencial de esta misma vocación de entrega total que compartimos.
Hemos vivido unos días de comunión con ellas desde la liturgia y la fraternidad, pero también hemos sintonizado desde la misión, porque unas y otros nos entregamos a los jóvenes, con el deseo de contagiarles lo más precioso que tenemos, nuestra fe en el Dios de la Vida. Nuevos proyectos y caminos en los que intentamos armonizar interioridad y evangelización explicita.
Más allá de las acciones concretas que realizan o de los cambios creativos que han implementado, lo que más nos ha tocado ha sido el proceso de discernimiento comunitario que les ha llevado a dar tales pasos, la capacidad de vivir en la piel el diálogo, el perdón, el consenso, la escucha verdadera, la audacia y la valentía. Lo que uno ve y siente cuando está con estas nueve Monjas Trinitarias es una Comunidad en el sentido profundo de la palabra, no una suma de mujeres más o menos especiales, sino una unión de fondo en torno al Señor. Son una expresión visible del misterio de la Trinidad, que es el centro del carisma que ofrecen al mundo.
Gracias por abrirnos vuestra casa, vuestra vida espiritual, vuestra fraternidad. Gracias por vuestro testimonio de sencillez y profundidad.
Hno. Guillermo Moreno
Gracias a ti hermano Guillermo, a vosotros, hermanos, juntos caminamos buscando el Reino de Dios, somos Iglesia agradecida.