Cada verano con la hospedería es un regalo, el regalo de la acogida monástica. Alguien dijo Dios te ofrece novedad a cada paso, y ¡qué verdad tan grande! Podríamos parafrasear: “Dios te ofrece novedad con cada huésped”, y más aún “Dios se te ofrece en cada huésped”.

Es conmovedor observar cómo va cambiando la persona que llega al monasterio a descansar. Cómo se van apaciguando sus tics y su palabra de hace más serena, más comunicativa.

El silencio es poderoso, tiene la capacidad de reordenar y reconducir la vida de cada cual.

Es cierto que mucha gente no comprende los salmos que cantamos en su contexto histórico y que pueden sonar agresivos o incluso violentos. Sin embargo el propio ritmo de la oración, el hecho de orar en comunidad, la palabra cantada son una autovía para que la interioridad de cada uno se manifieste y reverdezca.

También hay una oportunidad para la fraternidad, para la solidaridad, la colaboración. Benditos aquellos huéspedes que saben poner este tono en la hospedería. Las horas de las comidas son una bella oportunidad para ello.

fregando

Hospedería en Suesa

Ahí se manifiesta abiertamente el espíritu de cada persona, se nota quién ha estado más veces en una hospedería monástica (nos referimos a las hospederías que son el medio de vida de una comunidad monástica, no a las gestionadas por empresas externas), quiénes preparan la mesa o friegan los platos haciendo que todo ello sea un servicio, mostrando una actitud de vida, y no una obligación a cambio de un alojamiento barato.

¡Benditos sacerdotes que vienen a nuestra hospedería y con su manera de hacer son testigos de su ministerio en la Iglesia! ¡Benditas las personas que no pretenden los primeros puestos ni en la misa ni en la mesa, sino que sirven, recogen y cantan para dar gracias a Dios por la comida preparada!

¡Benditos huéspedes que se dejan tocar por el clima monástico y se abren a la mirada de los otros, sonríen, participan y se muestran tal como son sin reservarse nada para sí mismos!

¡Bendita hospedería que enriquece y enseña tantas cosas a esta comunidad de Suesa!

Muchas gracias a todas las personas que os acercáis por aquí para compartir vuestra vida con nosotras; quienes silenciosamente os sentáis alrededor del altar para celebrar con la comunidad la oración de la tarde, o de la noche, o esos amaneceres orantes tan nutritivos para el alma; quienes venís a escuchar la Palabra y participar de la Mesa de la Acción de Gracias, la Eucaristía.