Judíos

Sábado de la Quinta Semana de Cuaresma

 “Al ver lo que Jesús había hecho, muchos de los judíos,…, creyeron en él”

(Jn 11, 45-57)

Vivimos en una sociedad empachada de palabras e imágenes pero, al mismo tiempo, necesitada de ellas. A menudo, cuando llega el silencio, sentimos la necesidad de huir de él y de la incomodidad que nos trae; a veces. Nada más entrar en casa encendemos la radio o la televisión, tal vez no tengamos la intención de escuchar o ver algo en concreto pero buscamos un ruido de fondo que no nos deje pensar. Y mejor ni hablar de cuando estamos en la estación de tren o de metro, pegadas a la pantalla del móvil u otros dispositivos, pegadas a algo que nos separa de la realidad.

Nos perdemos lo que está pasando a nuestro lado, nos perdemos el aquí y ahora. Y mientras, los publicistas y personas que trabajan en temas audiovisuales, rompiéndose la cabeza para encontrar imágenes y mensajes que cada vez nos impacten más, que nos despierten.

Los judíos contemporáneos de Jesús vivían bien el aquí y ahora; veían lo que pasaba a su lado y en qué parte les tocaba a ellos. Veían la manera de vivir y las acciones de sus dirigentes, y se indignaban porque no encajaba con lo que decían: palabras vacías de contenido, palabras vanas. Pero también escuchaban a Jesús y veían sus acciones; ahí sí. Ahí, sí que había coherencia, había gestos que confirmaban y llenaban de valor las palabras… lo de Jesús era otra cosa; era como, valga el ejemplo, lo de la profesora de gimnasia que iba a dar clase en chándal y se ponía en la fila entre las alumnas, para dar volteretas o saltar al potro como una más.

Oración

Cuando nos perdemos con palabrería, cuando decimos pero no hacemos… aún nos quedas Tú, llevándonos hacia la coherencia. Gracias, Trinidad Santa.

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