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Domingo VI del Tiempo Ordinario. Ciclo A

“Os aseguro: si no sois mejores que los letrados y fariseos,

no entraréis en el Reino de los cielos”.

(Mt 5, 17-37)

Jesús, que a los ojos de los letrados y fariseos es un trasgresor de la ley, aparece aquí diciendo que no ha venido a abolir la Ley sino a llevarla hasta sus últimas consecuencias.

Las leyes, ya sean religiosas, civiles o de tráfico están puestas como base de un mínimo acuerdo. Tratan de delimitar y salvaguardar los derechos de las personas, de todas las personas. Derechos que se entrecruzan y relacionan con otros derechos, con deberes y obligaciones. En esa complicada trama la ley trata de guiar y dar algo de luz.

Pero como toda trama es tremendamente complicada, llena de recovecos, nudos y discontinuidades. Por eso, seguir la ley al pie de la letra no garantiza un comportamiento justo, ni siquiera bueno.

Jesús nos advierte: “si no sois mejores que los letrados y fariseos no entraréis en el Reino de los cielos.”

Después de más de 2000 años de historia identificamos a estos personajes como los “malos de la película”. Los letrados y fariseos son los que se opusieron a Jesús, quienes le condenaron y obligaron a las autoridades romanas a crucificarlo.

Visto así, es sencillo ser mejor que los letrados y fariseos, pero si nos ponemos en la piel de las primeras comunidades cristianas o de las primeras personas que se acercaron a Jesús, esas gentes sencillas de Galilea provenientes del judaísmo, ser mejores que los letrados y fariseos era prácticamente imposible. Ellos eran los oficialmente buenos, los santos, los irreprochables.

Los mismos letrados y fariseos se creían buenos, fieles cumplidores y custodios de las tradiciones y de la Santa Ley. Se sentían cercanos a Dios y seguros en el cumplimiento de sus leyes y preceptos.

Eran gente de bien que se había cerrado sobre sus propias verdades y habían dejado fuera a quienes se salían del esquema.

Por eso la advertencia de Jesús sigue siendo válida para nosotras. “Si no somos mejores que los letrados y fariseos no entraremos en el Reino de los cielos”.

Oración

No permitas, Trinidad Santa, que nos creamos mejores que las demás.

Domingo V del Tiempo Ordinario