Sábado XV Tiempo Ordinario

 “En aquel tiempo, los fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron. Él curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran.”

(Mt 12, 14-21)

¿Cuál sería tú reacción si te enterarás de que alguien quiere acabar contigo? Jesús se acaba de enterar de que algunas personas desean matarlo, quitarlo de en medio. Y aunque toma sus precauciones marchándose de allí, no se deja atrapar por la preocupación. No teme por su vida. Al contrario; sigue volcándose hacia los demás.

Tenía motivos para ocultarse y pensar en sí mismo, la situación era peligrosa. Sin embargo no deja que el miedo tenga la última palabra. Se deja conducir por el amor. Transformando así un momento de oscuridad en tiempo de luz para otras personas.

El miedo nos hace ver las cosas desde una perspectiva muy estrecha, la realidad es siempre mucho más amplia y llena de posibilidades. La mirada de Jesús era capaz de traspasar el miedo y la oscuridad hasta encontrar las posibilidades de hacer brillar la luz.

Sabía que su mensaje iba a encontrar oposición y violencia, las dificultades iban creciendo en torno a él. Pero Jesús miraba hacia la luz, se concentraba en quienes eran capaces de abrirse, aunque fuese mínimamente, a la novedad del Reino.

Confiaba en aquello que sí podía hacer en lugar de frustrarse por lo que no lograba y de esta manera era enteramente libre para entregarse. Por eso querían acabar con él. Su manera de ser y su mensaje desarmaba todos los poderes. Tras sus huellas se inaugura una nueva humanidad. Y unas nuevas relaciones donde el cuidado y el respeto manifiestan la esencia de lo que somos.

Oración

Trinidad Santa, llena nuestro corazón de confianza para que no haya sitio para los miedos ni las preocupaciones. Impúlsanos a dejarnos conducir por tu amor. Amén.