
17 Jun Sábado de la XI Semana del Tiempo Ordinario
“Sobre todo buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio.”
(Mt6, 24-23)
El evangelio de hoy es un curso intensivo de mindfulness o atención plena. Porque la necesidad de vivir el momento presente es algo que el ser humano siente desde siempre, por eso cualquier religión y cualquier espiritualidad abordan el tema.
Los seres humanos nos diferenciamos de los animales por la conciencia que tenemos de nuestra existencia. Y esa conciencia nos abre al pasado y al futuro. Sabemos lo que hemos sido, recordamos muchos acontecimientos que nos han traído hasta este momento. Y también sabemos lo que queremos para el futuro y lo que no queremos. Toda esta conciencia, bien orientada, nos hace crecer como personas. Pero al mismo tiempo puede ser un obstáculo. Como podemos proyectarnos hacia el futuro y conocemos nuestro pasado, podemos también agobiarnos.
Los animales viven en el hoy, no hacen planes para el futuro y solo asocian las realidades amenazantes para huir de ellas, por eso no andan agobiados. Y Jesús nos los pone como ejemplo, nos invita a mirar a las aves del cielo y a la hierba del campo. La naturaleza nos enseña a estar presentes, a vivir el momento. De todos modos, del futuro no sabemos nada y por más que nos empeñemos en ir por la vida previendo desgracias o procurándonos bienestar, lo cierto es que no sabemos nada ni del mañana ni del momento siguiente.
Es frecuente que un acontecimiento cambie el rumbo de toda nuestra vida, vacíe de sentido nuestras intocables agendas y nos ponga en una nueva casilla de salida. Y todo lo que habíamos proyectado con mucho agobio se desvanece en un instante.
Entonces, ¿hay que vivir sin una orientación, sin ningún proyecto? ¡No! Pero los proyectos hay que vivirlos en el hoy. Hacer la parte de hoy como si no hubiera nada más, Lo mejor que podamos y sepamos. Disfrutando de esa parte que tenemos hoy y nada más. Haciendo realidad el “no os agobies” y de paso siendo para otras personas una especie de post-it viviente que lleve escrito “no os agobiéis”.
Enséñanos, Trinidad Santa, a estar presentes, a vivir el momento, a participar de tu plenitud. Amén.