el silencio de félix de valois

El fruto del silencio

«El fruto del silencio es la oración», decía la Madre Teresa de Calcuta. Esta verdad vital la experimentan muchas personas ahora y a lo largo de la historia. Félix de Valois, cofundador de nuestra orden, lo saboreaba en su ermita de Cerfroid, lugar donde se gesta el sueño de la libertad trinitaria.  Hoy, cuatro de noviembre, es su fiesta, y celebramos esa parte íntima, silenciosa y contemplativa que Dios ha puesto en cada ser humano. Es algo natural a todo ser humano el silencio, aunque el ritmo vertiginoso que hemos creado en nuestra sociedad nos impida saborear, no la ausencia de ruido, sino la presencia enriquecedora del silencio.

Seamos sinceros, nos da miedo, el silencio nos da miedo, como la soledad, o las conversaciones que procuran la hondura. No nos gusta desnudar el alma, y mucho menos no poder controlar lo que tenemos en lo más profundo de nuestro ser. Entrar en el sielncio es abrir la caja de Pandora, de ella pueden salir los vientos que no deseamos, los huracanes que nos desbordan, o las brisas que nos adormencen.

El silencio es la bendita semilla que produce oración, «unas veces veinte, otras sesenta y otras el ciento por uno».

El primer paso para comenzar un camino comprometido y comprometedor de oración es sumergirnos en el silencio. Él será quien se encargue de que todo nuestro ser se abra a la oración, al encuentro sincero con el Dios enamorado. Es perciso cierta dosis de valor y de tenacidad, por eso también es bueno comenzar ese camino de la mano de alguien, de un amigo, de una comunidad. No porque no se pueda realizar solo sino porque siempre es más asequible, mientras se hace «músculo», apoyarse en algún corazón ducho en estas lides.

No tengas miedo del silencio, en él encontrarás respuestas… o preguntas: te harán libre.

Félix de Valois, figura importante dentro de neustra tradición trinitaria, nos anima en esa búsqueda silenciosa y orante de la libertad.

“Felix” día a los sedientos de hondura.